En una ocasión, se me pidió que escribiera un artículo acerca de Liderazgo Cristiano”. Estuve buscando por días en que basar este artículo, y llegué a la conclusión que para poder tratar este tema necesitaba un modelo de líder. Pensé en varios personajes bíblicos, que aunque tenían varias de las cualidades que se requerían para ser buenos líderes; ninguno de ellos lideró a la perfección. Todos manifestaron su talón de Aquiles.
Moisés, por ejemplo, no pudo entrar a la tierra prometida. En Éxodo 20: 1-12, leemos que el Señor le dijo a Moisés que le hablara a la peña; no que la golpeara como en la primera ocasión. Moisés, en cambio, la golpeó y no le habló. Esto le costó la entrada a la tierra prometida. El Rey David, el hombre del cual dice La Palabra que era conforme al corazón de Dios, también tuvo su debilidad. La prueba está en el doble pecado que cometió con Betsabé y Urias el Heteo. ¿Y que me dices de Salomón, el hombre mas sabio que ha existido en la tierra? Aun con toda su sabiduría no pudo evitar caer en la idolatría. Te podría mencionar muchos otros grandes líderes y sus faltas, pero esta no es la intención ni la motivación de este escrito.
Después de tanta búsqueda sin obtener resultado alguno, oré al Señor y le pedí que me mostrara el modelo a seguir. Fue entonces cuando pude escuchar casi audiblemente la voz del Señor que me decía: “Jesucristo es el líder por excelencia”. Gracias a esta revelación me fue mucho más fácil escribir el artículo. No solo escribí un artículo, sino que preparé un bosquejo con ocho asuntos a tratar acerca de Jesucristo como líder. A estos artículos denominé “Liderazgo Cristiano: al estilo de Jesús”. Mi hermano Juan de Jesús los leyó y me sugirió que escribiera un libro. Este libro aun está siendo elaborado, y llevará un título diferente al mencionado anteriormente.
“Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Colosenses 2: 9, 10).
Al estudiar las Escrituras, en los Evangelios, observamos a Jesús obrar en diferentes dimensiones. El fue hecho hombre y vino a la tierra para mostrarnos la voluntad del Padre, a través de la ejecución de Su ministerio multidimensional. El ministerio de Jesús fue un ministerio íntegro, completo… por eso dice La Palabra que en “Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad…” Colosenses 2: 9). Él no solo proclamó el Reino de Dios; sino que también sanó enfermedades, echó fuera demonios, trajo iluminación al texto sagrado, delegó funciones, etc. En el postrer artículo expondré, brevemente, las cinco principales dimensiones del ministerio de Jesús.
